¿A dónde ir?

¿A dónde ir?

Barrancabermeja y San Vicente de Chucurí  son tu destino, cinco experiencias mágicas de saberes, sabores y misterios,  que descubrirás y guardarás en tu memoria. Conéctate con la magia de dos territorios de Santander, incrustados en el Magdalena Medio Santandereano,  y déjate cautivar por su historia y  tradiciones, por su biodiversidad, por su gente y  su cultura.

Ven y déjate Sorprender

Barrancabermeja

Es la segunda ciudad más importante del departamento de Santander y se encuentra ubicada al margen derecho del río Magdalena, en su región media.  Está conformado por seis corregimientos: El Llanito, El Centro, San Rafael de Chucurí, La Fortuna, Meseta de San Rafael, y Ciénaga del Opón.

Barrancabermeja es la capital de la Provincia Yariguies, llamada así en memoria de los indígenas que habitaban el territorio. De esta provincia también forman parte los municipios El Carmen de Chucurí, San Vicente de Chucurí, Betulia, Zapatoca, Sabana de Torres y Puerto Wilches.

Se constituyó en municipio el 26 de abril  de 1.922, mediante la Ordenanza No. 13 de 1922 de la Asamblea Departamental de Santander, que fue facultada por la Ley 5 de 1992 del Congreso de la República. En la actualidad es distrito especial portuario, biodiverso, industrial y turístico, categoría que se le otorgó a través del Acto Legislativo 01 del 11 de julio de 2019.

Al norte limita con Puerto Wilches, al sur con Puerto Parra, Simacota y San Vicente de Chucurí; al oriente con San Vicente de Chucurí y Girón; y al occidente con el río Magdalena y Yondó.

La temperatura  de Barrancabermeja oscila entre los 28°C en época de invierno y los 40°C en épocas de calor intenso. El clima es muy húmedo y genera una leve sensación pegajosa en la piel.

La economía del puerto gira en gran proporción alrededor de la industria petroquímica, pues aquí se encuentra la refinería de crudo más grande del país.

En torno a ella, y más ligada al río, también se mueven sectores como el transporte fluvial y el logístico.

La población de Barrancabermeja, según el censo de 2020, es de 210 .729 personas, de los cuales 83.730 habitan la zona urbana. La gran mayoría, tanto de la ciudad como de sus zonas de influencia, provienen de diferentes lugares del país. Muchas de ellas llegaron atraídas por la esperanza de trabajar en la estatal petrolera y mejorar sus condiciones de vida. De modo que la cultura Barranqueña es muy diversa, con una gran influencia de la costa rivereña y caribe, y en los últimos años, de la paisa. En todo caso, es una amalgama de costumbres y formas de vida en constante movimiento que intenta permanentemente, construir una línea identitaria que se basa precisamente en lo diverso. Esa es quizá el mayor patrimonio de los barranqueños, porque de alguna manera nos ha permitido resistir y salir adelante en las situaciones más duras que hemos tenido que vivir. Aquí contamos, por ejemplo, con la verraquera y la capacidad de trabajo de los santandereanos, la alegría y desparpajo de los costeños, el ingenio de los paisas, el espíritu salsero de los vallunos, y mucho más de la riqueza humana que ha llegado de todos los rincones patrios.

El Distrito de Barrancabermeja tiene un gran potencial turístico que va desde la gastronomía, tan diversa como sus habitantes; sus recursos naturales con espejos de agua tan importantes como la ciénaga San Silvestre; ser punto estratégico para llegar a otros destinos turísticos como los que ofrece San Vicente de Chucurí; su cercanía con el Embalse Topocoro; la riqueza de la fauna y la flora de sus grandes humedales y de la zona rural; la realización de eventos deportivos y artísticos de talla nacional e internacional, entre otros. Actualmente el Distrito se prepara para fortalecer esas potencialidades, mejorando sus vías de acceso y al interior de la ciudad, y desarrollando proyectos de construcción y readecuación logística.

En el ámbito cultural, vale la pena mencionar a grandes artistas que han puesto en alto el nombre de la ciudad y el país. Algunos nacieron aquí, y otros fueron adoptados por esta tierra desde que llegaron, a muy temprana edad. En el campo de la literatura se destacan cuatro grandes escritores: Pablo Montoya Campuzano, catedrático de la Universidad de Antioquia, Premio Internacional Rómulo Gallegos (2015) por su novela Tríptico de la infamia; Enrique Serrano López, Premio Internacional de Cuento Juan Rulfo (1966) con “El día de la Partida” de su libro La Marca de España. Enrique Serrano es catedrático de la Universidad del Rosario y actualmente es el director del Archivo Nacional. La poetisa Andrea Cote Botero, quien recibió de la UNESCO el Premio Mundial de Poesía Joven Puentes de Struga 2005, de igual manera el Premio al Mejor Libro de Poesía Editado, por “Puerto calcinado” (Italia, 2010), y por último, Nahúm

Montt, Premio Nacional de Novela en el 2004, por su libro El Eskimal y la mariposa.

En el campo de la música, también se cuenta con grandes compositores e intérpretes; se destacan Wilson Choperena y Juan Bautista Madera, hijos adoptivos de la ciudad, por la creación de la Pollera Colorá, canción que traspasó las fronteras del territorio nacional.

San Vicente de Chucurí

Municipio colombiano situado en el departamento de Santander, fundado por Sacramento Tristancho el 7 de septiembre de 1876, erigido como municipio el 30 de septiembre de 1887 a través de la Ordenanza 16 del 5 de agosto de 1890.

San Vicente de Chucurí es la capital cacaotera de Colombia, limita al norte con Betulia, al sur con El Carmen de Chucurí, al oriente con Zapatoca y Galán y al occidente con Barrancabermeja.

El origen de la denominación del municipio es una combinación del nombre de un ilustre español, Vicente Ferrer, y Chucurí el apellido más común entre las familias Yariguíes. Según los pobladores, Chucurí significaba “Canto del Cielo”. 

El clima y temperatura en San Vicente de Chucurí es cálido, los veranos son cortos y calurosos; los inviernos son cortos, cómodos y mojados y está opresivo y nublado durante todo el año. Durante el transcurso del año, la temperatura varía entre 21 °C y 27 °C y rara vez baja a menos de 19 °C o sube a más de 29 °C. 

Aguacate, café, cacao…la mina chucureña. El cacao representa el 60% de la producción agrícola del municipio, 700 toneladas anuales; le sigue el café en el segundo renglón de producción, con 4.000 toneladas anuales.

Cítricos como la naranja, el limón y la mandarina, corresponden el siguiente renglón de la producción agrícola, equivalentes a 800 toneladas anuales.

Mientras el aguacate es famoso y producto insignia con una producción de 200 toneladas anuales.

Otros productos que se destaca, son el plátano, el banano,  la yuca, el maíz, además de frutas como guanábana, tomate de árbol, mora y guayaba entre otros.

San Vicente cuenta con 42.600 cabezas de ganado bovino, aproximadamente, entre 4.500 y 5.000 de equinos y 6.000 de porcinos.

La explotación de petróleo y gas propano ocupa el primer lugar, seguida de carbón.

San Vicente de Chucurí es un lugar óptimo para la práctica de deportes extremos y el disfrute del turismo de aventura. Estas experiencias, estrechamente ligadas, pueden realizarse gracias a los recursos eco turísticos del territorio como: la cueva de Los Aviones, los salto La India y Las Iguanas, o los estanques La Cueva, La Cano y, La Casa, entre otros pozos muy hondos, y cavernas. Su largo recorrido y su bello paisaje, permiten hacer senderismo, Espeleología y torrentismo, recrear la vista, ejercitarse y disfrutar.

Cuenta con sitios de gran interés como el parque natural Serranía de los Yariguíes, el parque de Las Flores o el Camino de Lengerker, ricos en flora, fauna y recursos hídricos. Además ofrece para el descanso Ecotagua Extreme, un espacio en el que se puede practicar el yoga y el senderismo para tener un contacto con la naturaleza.

Otro gran atractivo de San Vicente de Chucurí son sus actividades culturales y religiosas. Estas prácticas fortalecen los lazos fraternos entre las comunidades urbanas y rurales, y ofrecen a visitantes, espacios de sano esparcimiento, espiritualidad y encuentro con diversas maneras de convivencia y miradas de mundo.

 

Todo aquel que visita el municipio se encuentra de frente con la sensibilidad humana de los creadores del arte. Vale la pena mencionar el mural “Pasos de mi Tierra” que se funde con la arquitectura misma de la ciudad, pues se encuentra plasmada en una escalera para, desde allí, hablarnos de la fauna, la siembra, la gente…la vida.   

Los pobladores no han olvidado a quienes se fueron a la fuerza de este mundo o del territorio, pero encontraron una manera de perdonar y hacer frente a la violencia a partir de la creación de un universo distinto en el que el ruido de las balas y el color de la sangre derramada, se reemplazaron por las voces de las cantaoras, la música y la danza tradicional y contemporánea, la literatura, el teatro, las artes plásticas, entre otras. Así fueron naciendo cada vez más, grupos artísticos que se escaparon de la guerra y a su vez, salvaron a niños y niñas de entrar por las puertas de la barbarie. El merengue campesino, ritmo cercano a la carranga, lleno las calles de música y alegría. 

Los artistas de San Vicente han vivido y propagado el poder sanador y emancipador de las artes. Han fomentado y fortalecido los lazos afectivos familiares y comunitarios rotos por el odio, el desarraigo y la desesperanza, posicionando una cultura de no violencia, de respeto y tolerancia por la otredad, el diálogo por encima de la diferencia y la sensibilidad humana y social. Encontraron una manera de afianzar el sentido de pertenencia por su territorio, trabajando en colectivo y esforzándose por llevar en alto el nombre de su municipio y del país a todos los rincones donde han logrado hacer presencia, teniendo como valor agregado, que muchas de estas personas, también han logrado mejorar sus condiciones de vida con sus empresas culturales.

Las danzas folclóricas de San Vicente de Chucurí huelen y saben a tierra mojada, a merengue campesino, a paisajes coloridos, a cosecha, a mitos y leyendas. Albergan el fervor y alegría de las fiestas tradicionales, para mantener intacta la memoria de sus ancestros.

Los chucureños no ignoran el legado de las manifestaciones dancísticas y musicales de otras regiones del país. Las ponen en sus escenarios como un recordatorio de hermandad y sentido nacional. Pero se enorgullecen y posicionan sus propias creaciones, fomentando en grandes y pequeños su identidad cultural, sentido de pertenencia y amor por su territorio. Las danzas folclóricas nacidas en San Vicente, tienen la impronta de Juan Ibarra.

Juan es un compositor de merengue campesino, un ritmo alegre cuya temática es la celebración de la bondad y fertilidad de la tierra, las leyendas y la violencia.  Parte de su inspiración fue el paso amargo por su territorio, de grupos armados legales e ilegales que provocaron el terror y la muerte.